Lo primero que debemos tener en cuenta es que al cortar o esquilar a nuestro caballo estaremos haciendo algo que en principio es totalmente antinatural. El pelo del animal nace y crece con una función importante: salvaguardar al individuo del frío durante el invierno y mantenerlo caliente durante el verano.
A pesar de eso, el esquilado de un caballo es algo habitual y necesario en muchos casos, de los que luego hablaremos.
Sea como sea, siempre deberemos tener en mucho cuidado a la hora de realizar cortes adecuados, no pasándonos nunca de lo marcado para cada raza.
Esquilar es, sin dudas, una tarea que nos llevará largas horas y para la que se requiere paciencia; en este artículo intentaremos comentar los puntos más importantes de esta actividad que sin duda le facilitarán la labor.

 

LA NECESIDAD DE ESQUILAR

Existen múltiples razones por las que un caballo debe de ser esquilado; todas ellas son de gran importancia:

  • El animal bien esquilado trabajará mejor, sin el estrés que sin duda le produce el pesado pelaje.

  • La no presencia de pelo evita el sudor, y todos los problemas que éste puede originar; entre ellos y como uno de los más importantes, el frío: la gruesa capa de pelo retiene el sudor y tarda mucho tiempo en secar, lo que sin duda puede causar enfriamientos cuando las temperaturas son bajas.

  • Razones higiénicas: las zonas cercanas a heridas deben encontrarse perfectamente limpias de pelo, para evitar cualquier tipo de infección.

  • Razones estéticas: un caballo bien esquilado resulta, sin lugar a dudas, mucho más estético.

Cada una de estas razones por sí misma resulta más que de peso para decidirnos a esquilar a nuestro animal.